• La economía global atraviesa una transición, no una desaceleración: el crecimiento global se moderará en 2026, pero seguirá siendo resiliente mientras se mantenga la extensión del ciclo, impulsado por la innovación y el apoyo de las políticas económicas. La ola tecnológica está redefiniendo un mundo multipolar en el que los riesgos geopolíticos y de inflación se han vuelto más estructurales. Esto se suma a las preocupaciones derivadas de lasvulnerabilidades fiscales y excesos de valoración, pero la inversión de capital impulsada por la IA, los cambios en política industrial y la relajación monetaria deberían sostener la actividad y mantener el ciclo.

  • Diversificar en un régimen de desorden controlado: Los cambios estructurales a largo plazo seguirán chocando con las dinámicas de corto plazo; manteniendo elevados los niveles de riesgo, pero también redefiniendo las oportunidades a medida que gobiernos y empresas buscan preservar los flujos comerciales y de inversión. Nuestra postura para 2026 es moderadamente constructiva en activos de riesgo, con una mayor diversificación a todos los niveles y una serie de coberturas estratégicas, como activos alternativos, oro y determinadas divisas.

  • Los inversores deberían adoptar una perspectiva global para mitigar la creciente concentración en renta variable y hacer frente a los desequilibrios fiscales de EE. UU. Nuestro enfoque va más allá del rally en renta variable impulsado por la IA, e incluye temáticas defensivas y cíclicas. En renta fija, el crédito de calidad y los activos que protegen frente a la inflación son convicciones clave. El rally de los Mercados Emergentes (ME) puede continuar también, respaldado por un dólar más débil, una Fed más ‘dovish’ y unas perspectivas de crecimiento relativamente más sólidas en estos mercados. El atractivo de Europa debería aumentar a lo largo del año, a medida que las reformas, junto con el gasto en defensa e infraestructuras, se traduzcan en oportunidades concretas en crédito investment grade y en renta variable small y mid-cap.

26 de noviembre de 2025 – 2026 será un año de transición. La economía global se está ajustando a un régimen de “desorden controlado”, donde una revolución tecnológica está remodelando un mundo ya multipolar, enfrentado a tensiones geopolíticas y preocupaciones fiscales. La geopolítica, el panorama político y una mayor inflación se han convertido en factores estructurales, y estos cambios simultáneos a largo plazo modificarán la manera en que se desarrollará el ciclo económico y financiero en 2026.


El ciclo continúa alargándose, respaldado por la percepción de amplia liquidez, políticas monetarias expansivas, reorientación en la política industrial y, hasta ahora, un impacto moderado de los aranceles en la economía. Sin embargo, múltiples factores podrían revertirlo, desde eventos adversos relacionados con los altos niveles de deuda pública en las principales economías, la elevada concentración y las valoraciones del mercado, la credibilidad de los bancos centrales y el nivel en que se estabilicen los tipos de interés reales.

Enormes inversiones de capital relacionadas con la inteligencia artificial y la tecnología y unas perspectivas razonables de beneficios podrían mantener elevadas las valoraciones durante más tiempo, pero los cambios en curso también señalan mayores riesgos estructurales y giros impredecibles en los flujos comerciales y de capital.

Image
Monica Defend

Monica Defend

directora del Amundi Investment Institute

"La economía se está adaptando a un nuevo régimen de “desorden controlado”. La transformación liderada por la tecnología, el estímulo fiscal y la política industrial mantienen la actividad en marcha y están dando lugar a la aparición de nuevos ganadores. La inflación se convierte en un tema estructural que los inversores también deben tener en cuenta en sus asignaciones”.

Monica Defend, directora del Amundi Investment Institute
Image
Vincent Mortier

Vincent Mortier

director de Inversiones del Grupo Amundi

“La diversificación sigue siendo la defensa más eficaz en este contexto de mercados de renta variable concentrados y altas valoraciones. Las carteras de los inversores deben rebalancearse entre estilos, sectores, tamaños y regiones para mitigar riesgos y aprovechar oportunidades, especialmente en mercados emergentes y activos europeos.”

Vincent Mortier, director de Inversiones del Grupo Amundi
Image
Spain - Victor de la Morena

Victor de la Morena

Director de Inversiones de Amundi Iberia

“La trayectoria de Europa continúa a medida que las reformas, la política industrial y la inversión en defensa redefinen su panorama de inversión. Vemos surgir oportunidades en temas relacionados con el crédito en euros, las infraestructuras y la autonomía estratégica que podrían remodelar el ecosistema financiero europeo y apoyar a una trayectoria más autosuficiente a largo plazo”.

Victor de la Morena, Director de Inversiones de Amundi Iberia

ESCENARIO CENTRAL: UNA TRANSICIÓN, NO UN RETROCESO

En 2026, unos bancos centrales dovish y la inversión global en tecnología, defensa e infraestructuras deberían seguir inyectando impulso a una fase del ciclo que, de otro modo, empezaría a desacelerarse.

  • El crecimiento global se está moderando, pero demuestra ser ampliamente resiliente, gracias a la innovación impulsada por las inversiones capex y políticas orientadas a la autonomía estratégica. Los riesgos de inflación persisten debido a políticas procíclicas, la continua reconfiguración de las cadenas de suministro y los retos de la transición energética. Unas políticas monetarias apropiadas en su conjunto se ven cada vez más presionadas por las políticas presupuestarias. Prevemos un crecimiento del PIB global del 3,0% en 2026 y del 3,1% en 2027 (desde el 3,3 % en 2025), con los mercados desarrollados (DM) en un promedio de 1,4 % y 1,6%, y los mercados emergentes (ME) en 4,0 % y 4,1%.

  • El crecimiento de EEUU debería experimentar una desaceleración leve en los próximos trimestres, antes de repuntar hasta alcanzar el 1,9% en 2026 y el 2,0% en 2027, manteniéndose por debajo de su potencial. El ritmo actual de inversión en inteligencia artificial y tecnología parece insostenible y debería moderarse antes de que se materialicen ganancias generalizadas de productividad. El consumo debería seguir siendo un motor clave de la economía, pero moderado, debido a una inflación superior al objetivo, unos ingresos más débiles y la dinámica del mercado laboral, donde los datos muestran que los hogares con bajos ingresos se enfrentan a dificultades financieras. Esperamos que la Fed recorte dos veces en la primera mitad de 2026, hasta el 3,25%, y que el dólar se debilite, pero el camino no será lineal.

  • En Europa, esperamos que el crecimiento se mantenga por debajo de su potencial, en un 0,9% en 2026, y que luego se recupere hasta alcanzar un 1,3% en 2027, tanto en la zona del euro como en el Reino Unido. La trayectoria europea depende de la demanda interna, del apoyo de la política monetaria y de la aplicación efectiva de las reformas previstas. El objetivo de estas últimas es transformar el sistema macrofinanciero e impulsar la inversión privada hacia la autonomía estratégica a medio plazo. El plan alemán supone un cambio radical, pero la política fiscal agregada de la región debería mantenerse neutral, ya que los elevados niveles de deuda y las reglas fiscales empujan a muchos países hacia la consolidación. El aumento del gasto en defensa podría apoyar aún más la recuperación. Prevemos que el BCE relajará su política más allá de las expectativas actuales del mercado, hasta el 1,5% a mediados de 2026, y que el Banco de Inglaterra bajará los tipos hasta el 3,25%.
     

  • Los activos de los mercados emergentes (ME) ofrecen amplias oportunidades. Los ME se han beneficiado de unas condiciones financieras globales más fáciles, políticas domésticas equilibradas y una demanda de exportaciones adelantada en 2025. Es probable que el crecimiento se estabilice, pero seguirá superando al de las economías desarrolladas. La relajación monetaria cautelosa debería continuar, sin señales de dominancia fiscal. Asia seguirá siendo el principal motor de crecimiento, a pesar de la moderación del crecimiento en China (4,4 % y 4,2 %) e India (6,3 % y 6,5 %). En Latinoamérica, una serie de elecciones podría dar lugar a administraciones más favorables para los negocios. También están en juego fuerzas estructurales: realineación geopolítica, reconfiguración de las cadenas de suministro y una carrera tecnológica cada vez más intensa, en la que Asia destaca.
     

  • Los riesgos para nuestro escenario central provienen de múltiples frentes. Son significativos a la baja, pero también vemos algunos al alza. Las crisis (geo)políticas o financieras adversas, incluyendo la dominancia fiscal o la represión financiera, podrían desencadenar una caída del mercado, por ejemplo, al desestabilizar las expectativas sobre el nivel en el que se estabilizarán la inflación o los tipos de interés, al decepcionar en cuanto al rendimiento o las inversiones empresariales, o al restringir la liquidez. Por el contrario, la reducción de las tensiones geopolíticas o arancelarias, el aumento de las inversiones impulsadas por política presupuestaria o desregulación, o los signos más amplios de ganancias de productividad relacionadas con la inteligencia artificial mejorarían las perspectivas.

IMPLICACIONES PARA LA INVERSIÓN: DIVERSIFICAR EN UNA ERA DE DESORDEN CONTROLADO

Suponiendo que no haya recesión económica en 2026, nuestra posición es moderadamente favorable al riesgo. Nuestra asignación busca aprovechar el crecimiento a través de la recuperación impulsada por la tecnología a nivel mundial, diversificando al mismo tiempo en temas con baja correlación y una serie de coberturas estratégicas.

  • En renta fija, observamos una continuación de la tendencia hacia la diversificación y nos mantenemos atentos a los riesgos derivados de los desequilibrios en Estados Unidos. El contexto actual exige un enfoque táctico en cuanto a la duración y una postura neutral o ligeramente corta en cuanto a los bonos soberanos. El crédito de calidad se convierte en una asignación fundamental para los inversores en renta fija que desean diversificarse más allá de los bonos del Tesoro, siendo una clara sobreponderación. Seguimos siendo cautelosos con respecto al High Yield estadounidense y deuda pública japonesa. La postura positiva respecto a los bonos europeos sigue siendo un elemento clave para 2026, con especial atención a los bonos periféricos y los vencimientos cortos, los bonos del Estado británico y el crédito Investment Grade, especialmente en el sector financiero. Mientras que la inflación persistente exige buscar oportunidades en las obligaciones indexadas a la inflación.
     

  • En renta variable, la asignación por sector y estilo impulsará el desempeño en 2026. Favorecemos la exposición más allá de la carrera por la inteligencia artificial hacia el tema tecnológico más amplio, incluyendo energía eléctrica, computación y materiales necesarios para superar las limitaciones físicas, y una combinación de temáticas defensivas y cíclicas. En general, mantenemos una postura neutral sobre renta variable americana, a pesar de la postura procíclica de la Fed, y aumentaremos exposición con nuestro enfoque de equi-ponderado (equal-weighted approach) dadas la concentración del mercado y las altas valoraciones. Los sectores industriales e infraestructuras europeos deberían ofrecer nuevos puntos de entrada en la segunda mitad de 2026, beneficiándose de un dólar estructuralmente más débil, de temáticas a largo plazo (gasto en defensa, electrificación y repatriación de activos desde EEUU) y del renovado interés por la Eurozona si el plan alemán se materializa y avanzan las reformas. Somos positivos respecto a los sectores financieros, industriales, de defensa y de transición verde en Europa, así como sobre small y mid-caps. Europa todavía puede participar en el ciclo tecnológico a través bienes de capital e industrias. En Asia buscamos oportunidades en el creciente ecosistema tecnológico asiático. Japón también puede beneficiarse de la reforma corporativa y del debilitamiento del Yen.
     

  • En general, somos positivos respecto a los activos emergentes. Los bonos de ME destacan por sus rentas y diversificación, mientras que las acciones de ME ofrecen un conjunto diversificado de oportunidades. Nos atraen los rendimientos atractivos en deuda en divisa fuerte. En deuda en divisa local, favorecemos Europa Central y del Este, regiones selectivas de Latinoamérica (Colombia, Brasil) y Asia (India, Filipinas y Corea) por carry y valoración. Somos positivos respecto a las acciones de ME y vemos oportunidades notables que favorecen estilos value, además de momentum en Latinoamérica y Europa del Este, y de forma selectiva en Asia, en sectores vinculados a activos digitales. En renta variable china, esperamos pasar de una posición neutral a posiciones selectivas en el sector tecnológico y en áreas con clara ventaja comparativa (cadena de suministro de vehículos eléctricos, energías renovables). Somos positivos respecto a India en un horizonte a medio plazo, donde la transformación “Make in India” ofrece potencial de crecimiento a largo plazo en múltiples campos (industria manufacturera, consumo, infraestructura, cambios en cadenas de suministro globales, tecnologías de inclusión financiera). Los riesgos clave en los ME son un dólar más fuerte y mayores rendimientos de los US Treasuries.

     

  • Diversificación y coberturas. Para mantener la resiliencia en retornos reales, favorecemos una mayor asignación a rentas alternativas y coberturas contra la inflación en activos reales. El crédito privado y las infraestructuras están bien posicionados para beneficiarse de temáticas estructurales como electrificación, relocalización, IA y la sólida demanda de capital privado, particularmente en Europa. La diversificación
    debería incluir también de manera estructural una exposición más amplia a commodities, en particular al oro, y a divisas seleccionadas como el Yen, el Euro y monedas emergentes que puedan beneficiarse de un dólar más débil. Favorecemos divisas de alto carry, como el real brasileño, el rand sudafricano y las divisas asiáticas.

  • 2025-12-15
    Nota de prensa: Perspectivas Globales de Inversión 2026

Maria Treviño

Head of Communication - Amundi Iberia
Maria Trevino

Maria Treviño,

Head of Communication - Amundi Iberia
+34 91 436 7204 maria.trevino@amundi.com

Sobre Amundi

Amundi, la gestora de activos líder en Europa se encuentra entre las 10 principales empresas del mundo1, ofrece a sus 100 millones de clientes —particulares, institucionales y empresas— una gama completa de soluciones de ahorro e inversión en gestión activa y pasiva, en activos tradicionales y reales. Esta oferta se complementa con herramientas y servicios de tecnología que cubren toda la cadena de valor del ahorro. Filial del grupo Crédit Agricole y cotizada en bolsa, Amundi gestiona actualmente más de 2,3 billones de euros en activos.2
Con sus seis centros internacionales de inversión3, gracias a sus capacidades de investigación financiera y extrafinanciera y a su compromiso de larga data con la inversión responsable, Amundi es un actor clave en el panorama de la gestión de activos. Los clientes de Amundi se benefician de la experiencia y el asesoramiento de 5500 empleados en 35 países.

1.Fuente: IPE «Top 500 Asset Managers» publicado en junio de 2025, basado en los activos gestionados a 31/12/2024.
2.Datos de Amundi a 30/09/2025
3.París, Londres, Dublín, Milán, Tokio y San Antonio (a través de nuestra asociación estratégica con Victory Capital)

Este material está destinado exclusivamente a la atención de periodistas y profesionales del sector de la prensa/medios de comunicación. La información contenida en este documento se facilita únicamente con el fin de proporcionar a los periodistas y profesionales del sector de la prensa/medios de comunicación una visión general del fondo y el uso de la misma entra dentro de su exclusiva independencia editorial, por lo que Amundi no asume ninguna responsabilidad.